lunes, 20 de junio de 2016

La costura y yo


    Aprendí a coser viendo coser a mi alrededor. Mi abuela cosía cosas bellas, era una artista, si bien no era su actividad principal ya que ella era una empresaria. Aprendí de ella la paciencia, el amor por la belleza y la diligencia. Se lo agradezco infinitamente. Mi madre también cosía, incluso llevó clases con la mejor costurera de la época. Ella siempre me ha dado los mejores "tips" como: siempre planchar o la utilidad del sesgo.
     Pero a quien siempre veía coser en mi casa era a la chica que trabajaba en ella y yo sentía una gran curiosidad, observaba y preguntaba mientras leía sus libros de costura. Hacía mis primeros vestiditos de muñeca aplicando lo que veía, la forma del patrón de las mangas o el pantalón, todo eso fue quedando en mi inconciente.
    Luego, pasó mucho tiempo, hice una profesión, trabajé, aprendí muchas cosas, me casé tuve a mi primer hijo y nunca había vuelto a utilizar la costura. Hasta que nació mi primera hija mujer. Eso fue un despertar para mi. Y fue mi esposo quien me hizo verlo. Un día desempolvó la máquina y me preguntó cómo se usa, en ese momento como quien hace algo que sabe de toda la vida, enhebré, hice un patrón le expliqué toda la teoría y de paso me quedé enganchada con la costura. Quería hacer cada vez más cosas cada día, fue fascinante y adictivo, desde ese momento no he parado y cada vez aprendo mucho más.  
    La costura ma ha dado mucho, desde horas de relax en las que desconecto de todo y paz en el alma para cuando no puedo dormir porque empiezo a pensar en proyectos y enseguida estoy dormida soñando cosas lindas. Era algo que me faltaba definitivamente. Me encanta estar en mi casa porque siempre puedo coser algo, así que cuando alguien está enfermo o estamos cansados por una semana intensa, no me desespera salir, la opción de coser ofrece una gran perspectiva. Además me he vuelto muy organizada y detallista ya que esto me permite ser más eficiente con la costura. También previsora porque tengo que coser para cada temporada en su momento o para alguna ocasión especial con tiempo. He conocido mucha gente admirable que cose y su magnifica actitud y eficiencia. En fin, miles de cosas buenas que me han pasado gracias a la costura, me encanta y pienso seguir aprendiendo y proponiéndome nuevos retos con ella. Si bien adoro mi profesión que es la filosofía, tomo la costura como algo que no puede faltar en mi vida, una liberación, una terapia.



Vestido nido de abeja hecho por mi abuela cuando yo tenía tres años. 




Blusa hecha y bordada por mi madre, a ella le encanta bordar.


Mi abuela y yo


Yo, a los diez años con vestido hecho en casa, me encantaba esta tela que tenía su historia porque me la habían traído de un viaje. 


Una de las primeras cosas que le cosí a Flavia.

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